domingo, 28 de julio de 2013

Sussane
Después de deambular bastante rato por entre las callejuelas del centro, me encontraba fatigada y de bastante mal humor. Se suponía que este sería mi día, el día en que por fin disfrutaría de ser yo; pero después de tanto tiempo de estar reclusa en mi propio cuerpo creo que se me ha olvidado como se sonríe. Me pregunto, acaso alguien puede perder esa habilidad tan natural que poseemos por default, al parecer esta incógnita seria una más que tendría que almacenar en el subconsciente. En este momento tenia una preocupación más grande pues delante de mí se encontraba ese insulso pero asqueroso tipo, que con una sonrisa lasciva me tendía la mano para que lo saludara; me hice la occisa e intente pasar de largo pero el astutamente dijo mi sobrenombre:
– Susanne.
Yo me quede petrificada sintiendo como parte de mi autoestima se derrumbaba pues no me imaginaba que tendría que volver a escuchar ese nombre y si algún día pasaba esperaba que no fuera tan rápido, como pude puse buena cara, me detuve, gire y le tendí la mano, él retiro la suya de todas formas le dije:
-Hacia mucho que no te veía, no pensaba encontrarte por aquí.
Él con su tono sarcástico tan característico me escupió las siguientes palabras.
-Mujer soy un hombre de negocios viajo mucho así que no es raro que me veas por aquí, si en esta situación ves algo raro es que tu estés aquí, acaso no deberías estar calentando alguna cama en otro estado.
Con este par de frases yo me quede helada no supe que contestar solo baje la mirada y encogí los hombros, parecía que el disfrutaba de la situación tanto que volvió a dispararme una frase que termino por matar la poca dignidad que me quedaba.
-Esta noche si gustas puedes venir a verme, te aseguro que te daré una buena propina.
Con estas palabras deposito una tarjeta en mi mano y se alejo rápidamente hasta que se perdió entre la gente, mientras tanto yo me quede ahí mirando la tarjeta y pensando que nunca en mi vida había tratado con alguien tan triste hasta que empece a conocerme, tire la tarjeta y me aferre a mi sombrero para seguir caminando en busca de mi destino…

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